por Noelia Mendoza, Pedro Soler, Joaquín Miquel y Raquel Ausejo,( Departamento de I + D + i Veterinaria Magapor, S.L.), y María Victoria Falceto, Olga Mitjana, Departamento de Patología Animal, Facultad de Medicina Veterinaria, Zaragoza, España.

Anteriormente publicado en International Pig Topics.

La preparación y posterior conservación de las dosis seminales es un proceso crucial a la hora de conseguir la máxima fertilidad y rentabilidad de un verraco. Cierto es que la calidad espermática del macho es decisiva, pero podemos evitar y/o controlar alteraciones posteriores hasta el momento de la inseminación.

Un punto crítico a la hora de la preparación de las dosis seminales es todo aquello que implique una disminución de la calidad óptima y durabilidad fijada de las dosis seminales que se producen. Por ello, cualquier factor que altere la capacidad de producir dosis, a  la tasa de fertilidad y prolificidad, y/o provoque una introducción de patógenos en granjas desde los centros de inseminación debe ser controlado.

De este modo, tenemos que focalizar nuestro objetivo en el laboratorio (materiales, calidad del agua, temperaturas y diluyente), personal, bioseguridad, higiene y desinfección, así como sanidad de los animales. Ya que una vez que las dosis salen de nuestras instalaciones nosotros ya no tenemos control de las mismas, es imperativo asegurar que en el momento de su salida a granja presentan la máxima calidad, de modo que se puedan «amortiguar» los posibles factores estresantes que pueden darse hasta su uso para la inseminación artificial.

1.- Material de laboratorio.

Con respecto al control de materiales en el laboratorio, hay que tener muy en cuenta que  todos los materiales que entren en contacto con el esperma no deben de ser citotóxicos ni reprotóxicos. Además, la calidad del agua utilizada juega un papel importante, puesto que la conservación de la dosis va a depender en gran parte del tipo de agua utilizada. El agua para la producción de dosis seminales debe ser tipo II o III, con pocos residuos cálcicos (baja dureza) para mantener una correcta conductividad, y sin contaminación; su alteración podría disminuir la conservación de las dosis seminales al provocar daño en los espermatozoides.

En relación a los reprotóxicos en compuestos plásticos, este es el artículo que publicamos en la revista Nature.

https://www.nature.com/articles/srep04913

2.- Temperatura

Otro factor crucial es la temperatura, no solo durante la extracción (para evitar el choque térmico), sino durante la dilución. No deberían existir más de 2 grados de diferencia de temperatura entre eyaculado y diluyente, por lo que hay que vigilar la temperatura de llegada del eyaculado al laboratorio y adecuar la del diluyente antes de la dilución final. Aunque la preparación de las dosis seminales sea la apropiada, y a la temperatura correcta, hay que tener en cuenta que la conservación y el transporte a las granjas debe realizarse en cámaras de transporte a 15ºC-17ºC, evitando las fluctuaciones de temperatura. Si bien es cierto que los diluyentes de alto rendimiento están preparados para proteger la membrana del espermatozoide, y aguantan pequeños cambios de temperatura, no todos los diluyentes del mercado están preparados para realizar esta función. Una vez en granja, se debería controlar la temperatura de recepción y  la temperatura a la que quedan almacenadas las dosis hasta su uso en los días de inseminación.

3.- Personal

El personal es un punto clave en la preparación de las dosis seminales. Debe ser personal consciente de la importancia de las medidas de bioseguridad tomadas en el centro para evitar contaminaciones y cualificado, con los conocimientos necesarios para el trabajo con animales y en laboratorio, puesto que de ellos dependerá la correcta elaboración de las dosis seminales. Un conocimiento y /o trabajo inadecuado podría comprometer la conservación y posterior fertilidad de las dosis producidas, con lo que la formación continuada es un factor clave para el éxito.

4.- Bioseguridad, higiene y desinfección

Además, una correcta bioseguridad, higiene y desinfección influirá positivamente en la calidad microbiológica de las dosis seminales. Esto conlleva prevenir la entrada y / o diseminación de patógenos al centro que puedan afectar a la sanidad y bienestar animal, así como a la cantidad de bacterias encontradas en las dosis seminales. Las medidas a tomar incluyen la utilización de material no citotóxico ni reprotóxico, así como mantener la correcta separación entre zona sucia y limpia, y control sanitario de animales para evitar infecciones de los mismo que puedan afectar a la calidad seminal. Además, los fosos de extracción, así como todo el material reutilizable y las superficies que están en contacto con el semen (incluidas las gomas de llenado de los blisters/tubos) deberán ser debidamente lavadas y desinfectadas al final de la jornada para evitar la acumulación de bacterias que puedan formar biofilm y crear resistencias.

5.- Diluyente

El gran protagonista en la elaboración de las dosis seminales es el diluyente. El diluyente es un medio biológico que mantiene la funcionalidad correcta de esperma durante un cierto período de tiempo, reduciendo los efectos negativos del envejecimiento celular, y buscando un equilibrio que permita la supervivencia del semen, a la vez que controla la contaminación bacteriana. Al controlar el medio desde el punto de vista físico-químico, obtenemos un producto capaz de mantener la viabilidad de la célula espermática en las mejores condiciones, evitando los procesos de deterioro celular,  incluso pudiendo mejorar la tasa de fertilidad y/o prolificidad.

Reconstituido con el agua destilada supone el 85-90% del volumen de una dosis seminal, por ello es fundamental utilizar diluyentes que aseguren el alto rendimiento de la dosis ante cualquier situación. El diluyente debe ser capaz de amortiguar los factores estresantes como los descritos anteriormente (temperatura, oxidación celular, etc…), incluso la contaminación que no hemos podido controlar durante la preparación de las dosis seminales, y que podría verse frenada por el efecto del diluyente; del mismo modo, también se pueden controlar los efectos nocivos derivados. Una contaminación limitada, que no ha podido ser evitada en el proceso de elaboración, podría pasar inadvertida y sin efectos para el espermatozoide o la fertilidad con el uso de un buen diluyente. Esto se debe a que sus componentes, no solo los antibióticos, sino los antioxidantes y protectores de membrana, evitarán que esta prolifere y/o altere la funcionalidad de las células espermáticas.

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