Tal y como comentamos en la entrada anterior, algunas explotaciones de reproductoras, observan una reducción de sus porcentajes de fertilidad cuando realizan un cambio a manejo en bandas superiores a 1 semana, comparándolos con los que obtenían trabajando en bandas semanales.

Esta bajada productiva al cambiar a un sistema de bandas de trabajo cada 3 o 4 semanas puede ocurrir en varios lotes. Si se produce dicha bajada, ésta debe considerarse como algo que puede suceder y no alarmarnos. Normalmente, esta situación suele corregirse de forma natural y la fertilidad vuelve a los valores previos al cambio de sistema productivo una vez que se asienta el lote productivo.

Si se da esta bajada productiva, es muy recomendable mantener más atención en la recela y en la detección de celos, sobre todo de las primerizas, y asegurarnos de que, al menos, se deja pasar el primer celo. Es primordial asegurarnos de que las nulíparas, al menos, han pasado un celo, ya que en la mayoría de los casos se sincronizan hormonalmente para introducirlas en la banda correspondiente, de modo que si damos ese tratamiento sin que la cerda haya tenido su primer celo, podemos estar comprometiendo su vida reproductiva. Además, aquellas cerdas que se sincronizan hormonalmente, generalmente nulíparas y cerdas retrasadas de destetes previos, deben identificarse de forma sencilla y mantenerse agrupadas, para que, durante los días de aplicación del tratamiento, se asegure el tratamiento completo.

No obstante, si observamos otros signos clínicos en gestación o en lactación, o incluso en los lechones, no deberemos descartar otros factores, y afrontarlo desde un enfoque más amplio, estudiando el histórico de datos productivos, valorando cambios de manejo que hayan pasado inadvertidos o, incluso sanitarios.