Los espermatozoides se generan en los testículos mediante un proceso denominado espermatogénesis. En concreto, se forman en los túbulos seminíferos, que contienen dos tipos de células: las células germinales, que darán lugar a los espermatozoides, y las células de Sertoli, que proporcionan soporte estructural y metabólico a las primeras.

En la especie porcina, la espermatogénesis tiene una duración aproximada de 50-55 días, siendo 35-40 la espermatogénesis en sí y 10-16 días la maduración y transporte del testículo al epidídimo. Este proceso consta de tres fases:

  1. Proliferación: las espermatogonias se dividen dando lugar a los espermatozoides primarios, que están unidos entre sí para facilitar las interacciones bioquímicas y la maduración sincronizada de la línea germinal.
  2. Meiosis: los espermatocitos primarios (2n, tienen dos conjuntos de cromosomas) se dividen, generando espermatocitos secundarios, que tienen la mitad de material genética (n, sólo un par de cromosomas). Estos a su vez, se dividen dando lugar a las espermátidas.
  3. Diferenciación o espermiogénesis: las espermátidas maduran y dan lugar a los espermatozoides.
Membrana basal del túbulo seminífero

Figura 1. Esquema representativo del proceso de espermatogénesis. Modificado de Senger (2003) y Ross and Pawlina (2014). Fuente: Tesis doctoral Sara Miguel Jiménez (2023).

Los espermatozoides constan de las siguientes partes:

  • Cabeza: reservorio genético y barrera protectora. Alberga el núcleo celular, el cual contiene la información genética transmitida por el progenitor. Está encapsulado por una membrana especializada, que asegura la integridad genómica durante la migración del espermatozoide hacia el óvulo.
  • Acrosoma: llave de entrada para la fecundación. Ubicado en la región apical de la cabeza, el acrosoma desempeña un papel catalítico central. Contiene enzimas hidrolíticas que, una vez liberada tras la reacción acrosómica, facilitan el proceso de fusión del espermatozoide con el ovocito.
  • Cola o flagelo: centro de energía y aparato motriz. Es la estructura que permite el movimiento espermático, y consta de dos partes:
    • Cuello y pieza intermedia: es la parte proximal del flagelo y sirve de anclaje con la cabeza. Contiene una gran densidad de mitocondrias, que son los orgánulos responsables de aportar la energía celular que requieren los espermatozoides para moverse.
    • Axonema o pieza distal: es la estructura que actúa como mecanismo propulsor del espermatozoide, mediante movimientos de curvatura del flagelo para producir movimientos vigorosos y direccionales, permitiendo el avance de los espermatozoides hacia el óvulo.

Figura 2. Partes del espermatozoide.

En resumen, la estructura del espermatozoide revela una complejidad extraordinaria, donde cada parte desempeña funciones específicas y esenciales. Desde la cabeza, con su carga genética, hasta la cola, impulsora de la motilidad, cada estructura contribuye de manera singular al cometido final de esta célula: la fecundación. En la próxima entrada al blog ahondaremos más en el proceso de espermiogénesis y maduración de los espermatozoides.

Bibliografía

Estudio de la posible acción antioxidante, antiapoptótica y quimiotáctica de la melatonina sobre espermatozoides ovinos. Sara Miguel Jiménez. Tesis doctoral. Universidad de Zaragoza (2023)

Fisiología del verraco: Magapor

Fisiología reproductiva del verraco: Espermatogénesis, SUIS Nº 75 Marzo 2011

Fisiología reproductiva del verraco: Fisiología espermática y producción de esperma, SUIS Nº 76 Marzo 2011