El eyaculado consta de dos componentes principales: los espermatozoides y el plasma seminal. Este último contiene un 95% de agua, junto con una mezcla carbohidratos, iones, lípidos y proteínas aportadas por las secreciones de las glándulas accesorias, del testículo y del epidídimo.

Una vez los espermatozoides han completado la espermiogénesis, se almacenan en el epidídimo para completar su maduración. Allí los espermatozoides van incorporando sustancias secretadas por el epitelio epididimario, entre otras, iones, lípidos y proteínas. Se han descrito más de 125 proteínas y enzimas diferentes sólo en el fluido epididimario porcino, cuya función además de defensa antioxidante, es la de proporcionar a los espermatozoides la capacidad de moverse y de fecundar.

Sin embargo, aunque el fluido epididimario es rico en variedad de moléculas, sólo entre el 2-5 % del volumen del eyaculado proviene del epidídimo. En los verracos, la mayoría del plasma seminal proviene del conjunto de glándulas accesorias (vesículas seminales, próstata y glándulas bulbouretrales) una vez los espermatozoides se encuentran en la uretra en el momento de la eyaculación.

Las glándulas accesorias aportan la mayoría de los iones, sustancias energéticas y proteínas al plasma seminal.

  • Las vesículas seminales producen una secreción rica en fructosa (principal fuente energética) que además es de naturaleza alcalina, por lo que protege a los espermatozoides de los cambios bruscos de pH. Es un líquido viscoso porque contiene fibrinógeno, y aporta al eyaculado una parte importante del volumen final del mismo. Las proteínas secretadas por las vesículas seminales representan el 80-90 % del contenido proteico total del plasma seminal. Las espermadhesinas (glicoproteínas de unos 20 kDa) son el tipo de proteína más abundante y se les atribuyen diferentes funciones, como promover la interacción esperma-ovocito, la capacitación y proteger de la aglutinación cabeza-cabeza y de la peroxidación lipídica. Otra proteína interesante secretada por estas vesículas es la enzima fosfatasa ácida, que interviene en el metabolismo y mantiene la integridad de la membrana plasmática.
  • Las secreciones prostáticas se producen principalmente durante la fracción espermática del eyaculado, y contienen iones como Zinc y Magnesio, fibrinógeno, y enzimas (fosfatasas ácidas, fibrinolisina y transglutaminasa). Secretan también espermadhesinas inmunomoduladoras, para evitar la respuesta inmunológica frente a los espermatozoides en el útero. En cuanto a la función de los iones aportados por la próstata y demás glándulas accesorias, el sodio y el potasio regulan la motilidad espermática; el calcio y el magnesio modulan la capacitación espermática, y el zinc, el manganeso y el hierro son cruciales para el correcto funcionamiento de algunas proteínas y enzimas.
  • Las glándulas bulbouretrales o de Cowper secretan, a través de un conducto al principio de la uretra, un líquido blanquecino y muy viscoso denominado “tapioca” que se intercala durante la eyaculación. Esta secreción contiene mucina, ácido siálico y galactosa, y tiene la importante función de neutralizar la acidez de la uretra y de la secreción vaginal de la hembra, aumentado

Esta composición tan compleja del plasma seminal hace que tenga diversas funciones. Es el medio de transporte de los espermatozoides desde su eyaculación y sirve de soporte metabólico, aportando nutrientes y energía a los espermatozoides hasta su tránsito por el aparato reproductor femenino. Los numerosos componentes del plasma seminal conforman un ambiente fisicoquímico óptimo para las células (pH y osmolaridad adecuados). También participa de manera importante en la maduración final del espermatozoide, mediante cambios hormonales, enzimáticos y estructurales en la membrana espermática. Por último, el plasma seminal tiene la función de proteger a los espermatozoides frente al daño oxidativo y de modular la respuesta inflamatoria tras la cópula, evitando que sean fagocitados en el tracto reproductor femenino.

En definitiva, el plasma seminal es una parte fundamental del eyaculado, y cualquier variación en su composición, bien por causas patológicas o de cambios en la nutrición del verraco, podrían afectar a la calidad espermática.

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