La ecografía es una técnica diagnóstica por imagen basada en el uso de ultrasonidos, que permiten un estudio clínico rápido y no invasivo. Los ultrasonidos son vibraciones mecánicas con frecuencias mayores que las audibles por los seres humanos y tienen las siguientes características:

  • Longitud de onda, que corresponde con la distancia entre dos puntos en la trayectoria de onda.
  • Frecuencia, que determina la profundidad que alcanzan los ultrasonidos. Hay que tener en cuenta que, a mayor frecuencia, menor es la penetración en los tejidos y mayor es la calidad de la imagen.
  • Amplitud, indica la intensidad del sonido, y se expresa como mayor o menor intensidad de blanco.
  • Velocidad de propagación representa el espacio que recorre la onda por unidad de tiempo.

Los ecógrafos están formados por tres partes, el transductor o sonda, la unidad de procesamiento y la pantalla. El transductor o sonda, consta de unos cristales que realizan movimientos para emitir y recibir ondas. El gel que se pone sobre la sonda para hacer contacto con el animal a examinar se utiliza para favorecer la transmisión de los ultrasonidos.

Con la ecografía se miden diferentes amplitudes de onda de ultrasonidos, y se manifiesta con intensidades de blancos, negros y grises.

  • Cuanto más blanca es la imagen (hiperecogénica), mayor es la amplitud, y corresponde con hueso y aire (reflejan la mayor parte de los ultrasonidos).
  • Las imágenes que aparecen como una escala de grises (hipoecogénica) son las que se perciben por tejidos blandos que reflejan ultrasonidos parcialmente.
  • Cuanto más negra es la imagen (anecogénica), menor es la amplitud, y corresponde con el líquido (no reflejan las ondas).

En la industria porcina, la ecografía suele emplearse para la confirmación de preñez en cerdas, estudiar el aparato reproductor (principalmente en cerdas de reposición) para valorar su estado de pubertad, detectar posibles patologías o para la medición de espesor de tocino dorsal. Puesto que las estructuras que van a estudiarse son diferentes y están a diferente profundidad, las sondas empleadas serán diferentes. Normalmente, las ecografías de diagnóstico de gestación suelen hacerse entre los 21 y 23 días después de la inseminación y, en las cerdas positivas, se ven unas vesículas negras, como se observa en la imagen 1.

Ecografía a diferentes días de gestación. Fuente: 3tres3.com: José Luis Guzmán Guerrero (Universidad de Huelva)

Para realizar la ecografía de control de preñez, en la sonda debe colocarse gel y buscar la zona de pliegue inguinal de la cerda, que está próximo a la extremidad posterior. Es una zona globosa sobre la cual deberemos colocar el transductor y buscar la presencia de esas vesículas negras para confirmar la preñez.

En cerdas nulíparas es posible que haya que colocar la sonda dirigida más hacia la zona delantera (más craneal) para poder localizar dichas vesículas, y también esta colocación puede variar en función de los días de gestación de la cerda.

En cuanto a otros usos de la ecografía porcina al margen de la ecografía de confirmación de preñez, destaca la ecografía de estudio del aparato genital de las cerdas en el momento de la pubertad. A través de la ecografía se pueden valorar el útero y los ovarios de las nulíparas para así comprobar si los hallazgos de la ecografía son los que cabrían esperar. Las estructuras típicas que se aparecerían en dichas ecografías son folículos de entre 2 y 5 mm de diámetro sin cuerpos lúteos.

Otra aplicación sería la determinación del ciclo ovárico a través de la medición de los folículos. En los momentos próximos a la ovulación, los folículos preovulatorios cambian de forma pudiendo aparecer a la vez que los cuerpos hemorrágicos. En definitiva, la ecografía facilita conocer la evolución folicular y revisar si el protocolo de inseminación artificial es el óptimo de acuerdo al momento de ovulación, aunque es una técnica que requiere formación específica.

Por último, también se pueden diagnosticar situaciones patológicas como quistes ováricos simples o múltiples. En el útero pueden observarse fluidos, que cuando no se asocian con la preñez, ni con semen o con que la cerda esté en celo, se considerará un indicador patológico.

Por todo ello, ante la presencia de fallos reproductivos, la ecografía puede ser una técnica, que junto a otros métodos diagnósticos permita detectar un problema y revertir la causa.