¿Cuáles son las recomendaciones de Magapor?

El agua a utilizar en inseminación porcina requiere cumplir un mínimo, este mínimo viene marcado por los estándares que vimos en el anterior post de varias organizaciones como ASTM, CAP, NCCLS o ISO. Al agua que cumple los requisitos mínimos se le denomina agua de Tipo II y se puede obtener mediante diversos tratamientos, siempre teniendo en cuenta la calidad del agua inicial. Este tipo de agua se utiliza para procesos que requieren agua libre de contaminación orgánica y pirógenos.

Uno de los errores que podemos cometer es atender al criterio del pH para valorar la calidad del agua de nuestro laboratorio. En teoría el pH de un agua ultrapura es 7 y un agua recién purificada debería tener un pH ligeramente inferior a 7 sin embargo, en la práctica el agua capta CO2 del aire y el pH puede bajar hasta 5, sin que la carga iónica se vea modificada, de ahí que el rango de pH ofrecido por la mayoría de proveedores de agua para laboratorio sea tan amplio, de 5 a 8.

Por ello, el mejor parámetro para valorar el agua de laboratorio de un centro de inseminación artificial porcina es la conductividad o resistividad. Ambos parámetros guardan una relación inversa, de manera que, si el contenido de iones del agua viene en función del parámetro resistividad, se puede realizar la conversión a conductividad, dividiendo 1 entre la cifra de resistividad. Una conductividad de 0.0555 S/cm (o resistividad de 18.2 mOhm.cm) corresponde a un agua a 25ºC libre de iones. A modo informativo, el agua mineral de consumo se encuentra en torno a los 300 µsiemens/cm.

Otro parámetro importante a considerar es el de la dureza cálcica, pues la presencia de Ca en el medio induce la reacción de capacitación.

Parámetros de referencia para agua apta para producción de dosis:

  • pH: 5-8
  • Dureza cálcica: < 3 mg CaCo3/litro
  • Presencia de bacterias: < 30 ufc/ml
  • Conductividad (Conductividad: < 5 µsiemens/cm)
  • Ausencia de microorganismos (bacterias/ mohos y levaduras)

Aunque existe un mínimo a cumplir en cuanto a calidad de agua, una vez cumplido dicho mínimo, la influencia que existe entre los diferentes tipos de agua, en cuando a los resultados de fertilidad y prolificidad en granja, son inciertos.

En cuanto al origen del agua de laboratorio hay dos posibilidades: emplear agua destilada comercial envasada o producir nuestra propia agua de laboratorio.

En el caso de decidir producir nuestra propia agua a partir de agua corriente debemos asegurar la máxima calidad posible del agua de partida. Lo ideal es utilizar agua potable de red tratada con cloro, lo que nos va a asegurar una baja carga microbiana, a la que posteriormente habrá que aplicar un adecuado proceso de purificación que elimine el cloro y la mayor cantidad posible de solutos.

También es importante conocer el contenido medio de calcio y magnesio (dureza) del agua de entrada, ya que si éste es muy alto será necesario colocar un descalcificador en la entrada del sistema.

Otro punto que vigilar además del agua que produzcamos o compremos, es su almacenamiento, en depósitos totalmente estancos, si puede ser de polietileno soplado, evitando el contacto con el ambiente. Recomendamos no almacenar el agua, debido a la facilidad de contaminación. Si es necesario su almacenamiento que este sea un periodo lo más corto posible.

Una vez cumplamos estos requisitos mínimos aseguraremos que no vamos a tener ningún problema en cuanto a la interacción entre el agua y el diluyente, asegurando un ambiente óptimo para el mantenimiento de los espermatozoides.